Por Gerry Vàzquez.
Al principio, me dijiste que tal vez, que lo pensarías muy bien porque ya no quieres más sorpresas en tu vida.
Sorpresas?, ¡pregunté intrigado. –Yo pensé que te agradaban, de hecho, te tengo una. Y le mostré un sobre color dorado que, desinteresadamente observó.
Tómalo por favor, casi le supliqué. Sin compromiso alguno.
Por favor, mira que tus alumnos me observan, creo que me estoy ruborizando, tómalo, te gustará, estoy seguro.
Tantas súplicas creo que la fastidiaron porque molesta tomó el sobre. –Ábrelo, le insistí. Por favor ábrelo, no te tomará ni un minuto, aún no llegan todos tus alumnos. Claro que tienes un minuto, además en la clase tú eres la “Professeur”, es correcto?,.
Exacto, eso intenté decir, debo confesarte que el francés no es de mis preferidos, prefiero el alemán, sabes?.
Lo sé, ya hemos platicado bastante sobre Alemania, tú nunca te cansas de Alemania, pensé que el idioma también te agrada, porqué?.
Bueno, hay ciertas cosas que me atraen de ese País, ya te contaré después.
Te gusta?, dime que sí te gusta.
No es que no me guste Fernando, pero eso de salir otra vez, no es mi mayor deseo. Ya fue suficiente para mí con mi estancia en Francia, sabes perfectamente que fue muy difícil. Esas habitaciones viejas y húmedas me traen un mal recuerdo. No, no iré. Lo siento pero no puedo. Invita a alguien más, a Elizabeth quizá, no sé, a quien quieras.
-Y así fue como viaje a el Cairo, con un desconocido que me encontré en la calle de Nueva York. Me regaló un boleto a Egipto por casi veinte días. Ha sido este viaje el mejor de mi vida, mi acompañante, un hombre interesante y culto.
Lo recuerdo así, guiándome por la ciudad de las cien puertas, altas murallas, ciudad majestuosa y eterna, con sus monumentos y Palacios a lo largo de las orillas del Nilo, paseando en Midan Ataba, Mohandesin, maravillosos!.
Otras tardes, compartiendo la vida cairota en el Centro Cultural Nacional, un complejo de edificios culturales construidos para el teatro, la danza, ópera, música, situado en la isla “Gezira”. Quizá la danza del vientre o “sufí”, sea de las más espectaculares, en el mundo occidental es mejor conocida como la danza de los derviches giratorios.
Otro día admiramos parte del barrio copto, situado en el centro histórico de el Cairo, se encuentra ahí la iglesia colgante o de santa maría, del siglo IV, el templo cristiano más antiguo de la ciudad!!!,
Nunca olvidaré su rostro, realmente se le veía feliz, no hablaba mucho, pero era un sabio, disfrutando de su ful medames, con su shami, como si fuera originario del país, no como un turista común, sino como alguien que siempre estuvo ahí.
...El día que regresamos a México, me confesó que era uno de sus más grandes anhelos viajar a Egipto, que me estaba muy agradecido por haberlo acompañado y hacerlo sentir que los días por vivir, valían la pena, aunque le restaren tan pocos.
La “Professeur” no podía creerlo!. Una de sus alumnas le narró una historia perdida, en otra que había pedido a sus alumnos, para la clase de francés.
Sorpresas?, ¡pregunté intrigado. –Yo pensé que te agradaban, de hecho, te tengo una. Y le mostré un sobre color dorado que, desinteresadamente observó.
Tómalo por favor, casi le supliqué. Sin compromiso alguno.
Por favor, mira que tus alumnos me observan, creo que me estoy ruborizando, tómalo, te gustará, estoy seguro.
Tantas súplicas creo que la fastidiaron porque molesta tomó el sobre. –Ábrelo, le insistí. Por favor ábrelo, no te tomará ni un minuto, aún no llegan todos tus alumnos. Claro que tienes un minuto, además en la clase tú eres la “Professeur”, es correcto?,.
Exacto, eso intenté decir, debo confesarte que el francés no es de mis preferidos, prefiero el alemán, sabes?.
Lo sé, ya hemos platicado bastante sobre Alemania, tú nunca te cansas de Alemania, pensé que el idioma también te agrada, porqué?.
Bueno, hay ciertas cosas que me atraen de ese País, ya te contaré después.
Te gusta?, dime que sí te gusta.
No es que no me guste Fernando, pero eso de salir otra vez, no es mi mayor deseo. Ya fue suficiente para mí con mi estancia en Francia, sabes perfectamente que fue muy difícil. Esas habitaciones viejas y húmedas me traen un mal recuerdo. No, no iré. Lo siento pero no puedo. Invita a alguien más, a Elizabeth quizá, no sé, a quien quieras.
-Y así fue como viaje a el Cairo, con un desconocido que me encontré en la calle de Nueva York. Me regaló un boleto a Egipto por casi veinte días. Ha sido este viaje el mejor de mi vida, mi acompañante, un hombre interesante y culto.
Lo recuerdo así, guiándome por la ciudad de las cien puertas, altas murallas, ciudad majestuosa y eterna, con sus monumentos y Palacios a lo largo de las orillas del Nilo, paseando en Midan Ataba, Mohandesin, maravillosos!.
Otras tardes, compartiendo la vida cairota en el Centro Cultural Nacional, un complejo de edificios culturales construidos para el teatro, la danza, ópera, música, situado en la isla “Gezira”. Quizá la danza del vientre o “sufí”, sea de las más espectaculares, en el mundo occidental es mejor conocida como la danza de los derviches giratorios.
Otro día admiramos parte del barrio copto, situado en el centro histórico de el Cairo, se encuentra ahí la iglesia colgante o de santa maría, del siglo IV, el templo cristiano más antiguo de la ciudad!!!,
Nunca olvidaré su rostro, realmente se le veía feliz, no hablaba mucho, pero era un sabio, disfrutando de su ful medames, con su shami, como si fuera originario del país, no como un turista común, sino como alguien que siempre estuvo ahí.
...El día que regresamos a México, me confesó que era uno de sus más grandes anhelos viajar a Egipto, que me estaba muy agradecido por haberlo acompañado y hacerlo sentir que los días por vivir, valían la pena, aunque le restaren tan pocos.
La “Professeur” no podía creerlo!. Una de sus alumnas le narró una historia perdida, en otra que había pedido a sus alumnos, para la clase de francés.
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